Colectivos contra el cambio climático
Once colectivos se unen para presentar propuestas que frenen el cambio climático en Marbella
Once colectivos se han unido en Marbella para elaborar un plan de acción contra el cambio climático en Marbella.
El 21 de enero de 2020 el Consejo de Ministros aprobaba la Declaración de Emergencia Climática y Ambiental en España. Meses antes, en noviembre de 2019 había hecho lo propio la Eurocámara respecto a los países que conforman la Unión Europea.
«Se trata de una realidad. No es algo que se pueda debatir y es algo que necesita de un cambio por y con la ciudadanía para hacer una buena transición», dice Ivo Orioli, ecólogo y responsable del banco de semillas de la fundación Arboretum de Marbella; uno de los once colectivos que ha participado en la elaboración de propuestas para mitigar la incidencia del cambio climático en Marbella.
Con Arboretum, Ecologistas en Acción Marbella, Acción por el Clima Marbella, las asociaciones Cáñamo tradicional, Marbella Activa, Produnas, Espacio Comunidad, Amaes, la plataforma ciudadana Marbella por sus árboles; las iniciativas Nuestra Agua y Plastic Free Sea Worldwide junto a ciudadanos particulares han trabajado de modo altruista durante ocho meses para estudiar las necesidades de Marbella, realizar un diagnóstico y plantear medidas concretas que ayuden a poner freno al cambio climático. Todo, en el marco del Plan Andaluz de Acción por el Clima (PAAC) cuyo objetivo es integrar el cambio climático en la planificación regional y local.
PAAC
«En Andalucía somos pioneros en tener un plan tan estructurado como el PAAC», subraya Ivo que habla de cómo han puesto en marcha la primera fase de consulta ciudadana, que durará un año, hasta noviembre del presente.
«Nosotros elegimos hacerlo mediante asambleas inclusivas y democráticas que realizamos en lugares públicos», precisa. Unas reuniones que se han venido realizando mensualmente y en las que se han recogido las particularidades de Marbella trabajando en grupos motor que abordaban diferentes áreas: «edificación, movilidad, energía, agua, residuos, urbanismo, turismo y ecosistemas», detalla.
De este trabajo, al que numerosas personas comprometidas desde colectivos o a título individual han dedicado parte de su tiempo libre, se han elaborado 45 propuestas que esperan poder presentar en los próximos días de manera oficial.
Turismo
Dada la idiosincrasia de Marbella, «hay mucho trabajo hecho en el área del turismo porque si no se toman medidas habrá muchos problemas con la sobremasificación en la línea de costa», destaca Ivo. «Si seguimos con el turismo de temporada de sol y playa, en lugar de un turismo sostenible que valore nuestro patrimonio natural, vamos a tener muchos problemas, muchísimos», valora.
En este sentido, la primera medida a nivel general para todas las personas involucradas en este trabajo es «hablar con tu vecino». «Ahora es el momento de sentarnos a hablar porque no hay planeta B. Estamos en un momento de cambio. Lo primero, hay que informarse y darse cuenta del poder y de la responsabilidad como ciudadano y actuar», anima.
«En el ámbito de movilidad hay una cosa que es muy sencilla: incentivar compartir el coche a través de empresas, ampas, colegios, institutos y personal administrativo», explica. «Es el punto 2.13. que hemos titulado ‘El coche compartido’ y que lo ha trabajado el grupo motor de movilidad. Tiene un impacto medioambiental basado principalmente en un ahorro de energía y una reducción en la emisión de gases invernadero», profundiza, «todo estructurado, según estipula el PAAC», subraya.
Residuos y agua
Más estructura necesita la elaborada por el grupo motor de residuos: «Compostaje comunitario en barrios y vecindarios», enuncia. «El tipo de actuación sería a través de parcelas de huertos urbanos que estableciera una metodología de gestión del material compostable y que esté alineada con la Ley 7/2022, del 8 de abril, de Residuos y suelos contaminados para una economía circular», abunda. Con esto Ivo precisa que Marbella pasaría a convertirse en lo que se denomina «una ciudad verde».
El ámbito del agua abarca tanto el agua dulce como la salada. Si bien la dulce, por su potabilidad, ha sido la que más atención ha recibido. «El 90 por ciento de nuestra agua, incluso en actos institucionales, es agua embotellada. Planteamos generar una política de consumo de agua dulce del grifo. Que en el bar, por ejemplo, no vendan más agua embotellada y pagues el coste de que te rellenen una botella de vidrio. Una medida muy fácil, pero después están los intereses», valora.
Y así, hasta 45 medidas, «acciones sencillas que tienen que implementarse a la mayor brevedad posible», apremia. En cada una de ellas han puesto también ejemplos de ciudades que tienen en marcha proyectos pilotos en España o en Europa para subrayar «que es posible, que es viable, pero, sobre todo, que es necesario», concluye.
Fuente: Diario SUR