Alga invasora en la Costa del Sol
El alga invasora ‘rugulopterix okamurae’ coloniza las playas de la Costa del Sol, importada al Mar de Alborán como polizón en los cargueros de China, Japón y Corea
Una moqueta de color marrón amenaza el litoral de la Costa del Sol. El agresivo intruso responde al nombre de ‘rugulopterix okamurea’ y no debería estar aquí. Se trata de un alga invasora autóctona del Pacífico.
Propio de los mares asiáticos, esta especie está declarada como invasora en España. En 2019, causó estragos en el estrecho de Gibraltar. Las imágenes de entonces aún meten el miedo a los pescadores locales.
Durante un tiempo, lo único que sacaban en sus redes eran kilos y más kilos de esta pegajosa masa. Un ejército de excavadoras tuvo que salir a diario para limpiar las playas de este ‘chapapote’ importado por los cargueros que surcan los mares para transportar la mercancía que llega del continente asiático a Europa.
El mismo miedo que padecieron esos pescadores se extiende ahora en los científicos del Aula del Mar, desde que este lunes avistaron al invasor en la playa del Faro de Calaburras, en Mijas.
«Esta alga es muy agresiva y difícil de erradicar. Es un peligro para la fauna y la flora local», señala el presidente del Aula del Mar, Juan Antonio López. «Si ha llegado hasta Mijas, puede extenderse a otras zonas de nuestro litoral».
Hasta ahora, esta especie apenas está estudiada. En España hay pocos expertos, pero todos, asegura López, están impactados por la agresividad de esta especie, contra la que no existe ningún remedio concreto.
«Es más, al haber sido declarada como invasora, en teoría, no se puede tocar. Por lo que no nos queda otra que contemplar si en los próximos días desaparece de manera natural», precisa el biólogo.
La presencia de esta alga invasora en las playas de la Costa del Sol es un quebradero de cabeza de gran envergadura. Quita espacio vital a peces y plantas locales. Además, se corre el riesgo de que se extienda a una velocidad de vértigo. «Podemos estar ante un problema medioambiental de gran envergadura», advierte López.
Una proliferación también sería perjudicial para el turismo que, más que nunca, necesita unas playas de primera para afrontar el ansiado verano de la recuperación con garantías.
Para López, la presencia de esta alga en el litoral malagueño prueba que la «sobreexplotación económica causa graves desequilibrios al medioambiente».
Años atrás, el ‘rugulopterix okamurae’ solo se podía ver en China, Japón o Corea. Los grandes cargueros, que pasan a miles por la ruta de Gibraltar, albergan esta alga en sus tanques de agua. Un polizón que ahora da la cara.
Fuente: Diario SUR