Vertedero ilegal
El vertedero ilegal de Torremolinos ya es historia
El bautizado como el «último gran vertedero de residuos urbanos de Andalucía» ya no existe. Una auténtica anomalía, localizada a los pies de la sierra de Torremolinos, que funcionó durante 21 años, entre 1990 y 2011, sin permiso alguno, tiempo en el que llegó a albergar 1,6 millones de metros cúbicos de desechos de todo tipo.
Esta circunstancia hizo que la Comisión Europea impusiera a España una multa millonaria, a cuenta de la pésima gestión de este y otro medio centenar de complejos similares.
Las obras para acabar con este punto negro comenzaron en 2023, con unos 7 millones de presupuesto, sobre una superficie de 52.300 metros cuadrados.
Ejecución
Esta tarea implicó el traslado de casi 684.000 metros cúbicos de residuos a un nuevo vaso y la plantación de 75.536 plantas arbustivas en la zona que quedó libre, para contribuir a su descontaminación.
La ejecución correspondió a la unión temporal de empresas formada por la almeriense Jarquil y la malagueña Rialsa, al ser las adjudicatarias de esta intervención que la Junta sacó a licitación y que cuenta con financiación de la Unión Europea.
El pasado mes de abril se había retirado ya toda la basura y comenzaron a realizarse los trabajos propios del sellado del vertedero, antesala de la plantación los árboles, una fase también superada ya, por lo que el proyecto se da por concluido.
Bioventanas
Para comenzar a frenar la degradación de estos terrenos, se ha empleado tecnología puntera, como las bioventanas con capacidad para oxidar el metano, producido como consecuencia de una actividad muy dañina para el entorno. Este sistema funciona mediante la combinación de sustratos que crean las condiciones óptimas para la eliminación de los gases sin recurrir a las tradicionales antorchas de combustión que, debido a la antigüedad de los desperdicios, no hubieran sido eficaces.
Jarquil ha informado también de otras soluciones innovadoras para el control y seguimiento de laderas y bloques rocosos que han servido, por ejemplo, para anticipar posibles deslizamientos durante los trabajos de movimiento de basura y garantizar la seguridad de los trabajos y quienes los ejecutan.
En esta tarea ha participado un equipo de veinte profesionales «altamente cualificados», integrado por gerente, jefes de obra, encargado, oficiales y peones, con un gran despliegue de maquinaria pesada.
Con esta intervención, lo que se busca, en definitiva, es impedir la infiltración de aguas de lluvia y las posibles escorrentías, además de facilitar una extracción controlada de los gases generados por la descomposición de la materia orgánica.
«Maraña administrativa»
Para acabar con el vertedero, en palabras del titular de Medio Ambiente en 2023, Ramón Fernández-Pacheco, hubo que desenredar «una auténtica maraña administrativa».
Para entender este lío hay que remontarse a 2006, cuando la Junta de Andalucía, con el PSOE al frente, tras una denuncia del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, abrió un expediente sancionador tras constatar que el basurero no contaba con autorización administrativa, carecía de estudio de impacto medioambiental y entrañaba un riesgo de contaminación para los acuíferos del subsuelo de la sierra.
Ante la negativa del Gobierno local de entonces, presidido por el popular Pedro Fernández Montes, comenzó un litigio que duró más de un lustro y no concluyó hasta que el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Málaga ordenó la clausura de las instalaciones, un cierre que no incluyó las medidas ambientales oportunas.
Institucional
Para comprobar el resultado de estos trabajos, está prevista una visita de la consejera de Medio Ambiente, Lina García, tal y como apuntan fuentes de esta área del Ejecutivo regional. Ya en el mes de agosto, la alcaldesa torremolinense, Margarita del Cid, compartió en sus redes un vídeo: en el que se atisba el resultado de esta intervención, acompañado de un anuncio: «Lo que hace apenas 3 años era un vertedero y una antigua cantera, hoy es un espacio que pronto será de disfrute para todos».
Acuerdo plenario
La eliminación de los restos del vertedero también implicó que, en el pleno de noviembre de 2024, la Corporación torremolinense aprobara, con los votos de la mayoría absoluta del PP, la abstención de VOX y el rechazo de IU-Podemos y el PSOE, dar cumplimiento al convenio suscrito, en 2018 (con los socialistas en la Alcaldía) que permitió trasladar los desechos que había quedado a su albur en el complejo cuando dejó de operar, a un suelo de la empresa que explota la cantera San Miguel.
A cambio, la Administración local, tuvo que poner a su disposición otra parcela que le permitirá ampliar su actividad. A su vez, para dar este paso, el pleno tenía que solicitar a la Junta la declaración de interés general o público prevalente sobre el forestal de la finca en cuestión. Son 11,27 hectáreas de la parcela 49 de polígono 2 de la Sierra de Torremolinos, que forman parte del patrimonio torremolinense, a disposición de la compañía.
Fuente: Diario SUR