Nace un sakí de cara blanca
Nace en Selwo Marina un sakí de cara blanca
Tina y Darwin, la pareja monos sakí de cara blanca (Pithecia pithecia) de Selwo Marina, han sido padres de un bebé. Nació en perfecto estado de salud y está siendo amamantado y criado por su mamá, Tina, que durante este tiempo apenas se ha separado de su cría.
Así, se les puede ver desplazándose por las ramas de su instalación en el zoo, del que forman parte gracias al Programa Europeo de Conservación de Especies en Peligro (EEP) de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA).
Esta familia de primates, procedente de Venezuela, las Guayanas y el noroeste de Brasil, se encuentra en estado de conservación cuyo grado es preocupación menor. No obstante, la disminución de la población de esta especie es la pérdida de su hábitat por el avance del ser humano y la caza. La llegada del bebe sakí ha sido motivo de gran alegría para toda la familia de cuidadores y cuidadoras del parque, que ha sido testigo de cómo esta pareja reproductora, desde el principio, ha mostrado una gran compenetración y compatibilidad.
David Rodríguez, supervisor de aves y pingüinario de Selwo Marina, ha apuntado que desde el primer día Darwin experimentó “mucho feeling” con Tina. Incluso, ambos participan ahora en el cuidado del bebé: “No han pasado ni dos meses y aunque en teoría el padre no se incorpora a la crianza hasta el quinto mes, la cría ya pasa tiempo con su padre, permitiendo así descansar a la madre”.
Reparto de tareas
“El peque está empezando a experimentar y probar cosas en el lugar donde vive e intenta comer hojas, mientras el papá permanece vigilante”, ha explicado.
Los sakí de cara blanca viven en parejas monógamas o en pequeños grupos familiares, de dos a cinco individuos.
Los menores pueden quedarse con sus padres hasta uno o dos años después del nacimiento de la próxima cría. Tras la gestación de cinco meses nace una cría que la madre llevará en su cadera hasta que cumpla su primer mes y pasará a aferrarse a la espalda de su progenitora. La comunicación vocal entre el macho y la hembra es fundamental para en mantenimiento de los límites territoriales y de los vínculos sociales de la pareja.
Presentan un claro dimorfismo sexual, pero de momento la cría es pequeña y no se aprecia todavía si es macho o hembra. Se la ve, eso sí, muy apegada al vientre de su mamá, que la protege así por instinto natural.
El pelaje de los machos es de color negro, a excepción de la zona blanca de la cara y la garganta, y el de las hembras marrón grisáceo, con franjas rojizas-marrones desde los ojos a las comisuras de la boca. Su cola larga y tupida le sirve para mantener el equilibrio al saltar de un árbol a otro, pero no es prensil.
El sakí de cara blanca es una especie de hábitos diurnos y principalmente arborícola, aunque pueden descender a las ramas más bajas para buscar comida. Su dieta está compuesta por frutos, hojas, miel y, en ocasiones, por pequeños mamíferos y aves.
Fuente: Europa Press