Plataforma por el cáñamo tradicional
La Plataforma por el cáñamo tradicional reclama la adopción de medidas urgentes para repoblar el monte
Desde la Plataforma por el cáñamo tradicional han vuelto a denunciar estos días la situación por la que atraviesa el monte y la inminente mortandad de una gran cantidad de vegetación si no se adoptan medidas urgentes para frenarlo como consecuencia de los cada vez más largos periodos de sequía y del que «ya casi nadie duda cambio climático» que viene acompañado, entre otros, del aumento de las temperaturas, ha explicado el presidente del colectivo, Benigno Ruiz, que acaban de plantar algunas especies locales en Marbella.
En este contexto, las plantaciones particulares se presentan como una alternativa económica y ecológica para recuperar el monte y luchar contra la desertización que amenaza el entorno, ha indicado Ruiz; eso sí, siempre que se hagan con especies autóctonas. Por ello, desde la Plataforma por el cáñamo tradicional apuestan por impulsar un proyecto de repoblación que han denominado La Solución; «orientado -según ha precisado el responsable de esta asociación- a conseguir resultados estables a medio y largo plazo»; y que responde a «la necesidad de plantar árboles, arbustos y vegetación autóctona» para conseguir «fijar la tierra evitando la desertización», suavizar el clima, favorecer las lluvias o dar refugio a la fauna silvestre.
Apadrinar un árbol
Esta iniciativa incluye repoblaciones masivas, que requieren de la colaboración de la administración pública; y repoblaciones particulares, como la realizada con «apadrina un árbol», para la que solo hace falta agua, sol y buena voluntad. El objetivo de esta versión más accesible, que ya ha entregado en acogida más de un millar de ejemplares, es «implicar al mayor número de personas posible» en la recuperación de ecosistemas degradados; o que con el tiempo han ido perdiendo la vegetación, ha precisado Ruiz.
Miembros de la plataforma recogen las semillas caídas del árbol directamente en la sierra durante el otoño; luego esperan «con paciencia» a que germinen, y después, las plantan y entregan los plantones a quien desee apadrinarlos.
Tras un año en casa de sus padrinos, los nuevos árboles estarán listos para trasplantarse y deberán llevarse al monte, donde iniciarán una nueva etapa de crecimiento, no exenta de peligros, entre ellos, el ganado, que ve en ellos un apetecible y suculento bocado; y la falta de agua, ya que «el primer verano si no se riega, morirá», ha insistido.
Fuente: Diario SUR