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Cordón dunar de Marbella

Cordón dunar, un paraíso entre la tierra y el mar en Marbella

Apenas despuntan los primeros rayos de sol y el cordón dunar de Marbella ya rebosa de vida. Pequeñas aves revolotean aquí y allá con el rumor de las olas de fondo.

Once kilómetros, desde Río Real hasta Las Golondrinas; con nueve zonas conforman la reserva ecológica de las dunas de Marbella un espacio accesible, repleto de sorpresas porque tal como defiende Susana Stamm, portavoz de la Asociación Produnas; «la duna tiene su propio carácter y cada una tiene sus particularidades».

Susana y su marido, Fernando Pique, llevan desde 2004 trabajando por la conservación de las dunas que fueron declaradas reserva ecológica en 2015. 250.000 metros cuadrados a orillas de mar Mediterráneo junto al que cada día caminan cientos de personas; muchos de ellos ajenos al valor ecológico que les rodea.

«La duna tiene dos funciones: por un lado ayuda a las playas a serlo; y por otro, protegen las urbanizaciones del avance del mar», asegura Susana. «Todos deberíamos entender que son una joya».

Río Real, La Adelfa, El Alicate, El Barronal de la Morena, El Arenal, Real de Zaragoza, La Vívora-Oeste, La Vívora-Laurel y Las Golondrinas conforman este espacio que de manera fragmentada se integra en el tejido urbanizado con una anchura variable.

Senda litoral

Para Susana y Fernando, la joya de la corona es la duna de La Adelfa. En ella comenzaron su compromiso. «Hicimos una reforestación con 2.500 plantas y luego estuvimos tres años regándolas cada semana a mano. Éramos solo cuatro personas», explica la activista con una amplia sonrisa.

Ahora se está construyendo la senda litoral por la servidumbre de tránsito y aunque eso les entristece porque se pierden entre cinco y seis metros de anchura, lo aceptan de buen grado, ya que «gracias a la senda la gente dejará de caminar por la duna y de pisotearla causando destrozos», asegura.

La Adelfa ya no necesita ningún tipo de mantenimiento. Y los fringílidos (aves cantoras, de tamaño pequeño o mediano, con el pico corto) han encontrado su hogar entre la sabina, el enebro, la retama, el lentisco y el romero.

Uña de gato

«Estamos muy encima de que no prolifere la caña, que junto a la uña de gato y la falsa mimosa son las principales especies invasoras», dice Susana.

«La uña de gato la teníamos muy controlada gracias a la colaboración de los escolares que vienen a ayudar como voluntarios, pero este año con el covid-19 la mayoría no han podido venir», se lamenta.

A pesar de eso, el cordón dunar de Marbella han logrado una buena conservación en la que colaboran además de centros educativos, otros colectivos locales como Fundatul o Valores.

La vegetación del espacio por el que discurrirá la futura senda litoral se ha trasplantado a Real de Zaragoza que junto al Barronal de la Morena son las únicas dunas donde la anchura alcanza los 100 metros; gracias a lo cual engloba una muestra bastante completa de los sistemas dunares pese a los daños que ocasiona la acción humana y que tienen que ver, sobre todo, con el tránsito de vehículos.

Ubicada entre los arroyos Sequillo y Real de Zaragoza, constituyen hábitats singulares, ya que en ellos se dan diferentes especies de anfibios y es bebedero para muchas aves.

Lagartijas colirrojas, ratones campestres, musarañas y murciélagos están entre sus principales habitantes junto a un sinfín de aves: abubillas, golondrinas, aviones, mirlos, cernícalos, currucas, mosquiteros, lavanderas, jilgueros o verdecillos.

Edusi

Junto a este entorno tan rico está prevista la construcción de del hotel W Marbella. Susana se muestra muy satisfecha ya que, tras reuniones de Produnas con los responsables del establecimiento, han conseguido el compromiso de que respetarán la duna en toda su amplitud y favorecerán su conservación con sus propios fondos.

Real de Zaragoza es también objeto de uno de los proyectos de la estrategia Edusi (Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado), ‘Marbella, modelo de ciudad sostenible’; que ha logrado 600.000 euros del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

«A partir de septiembre comenzarán los trabajos de descepado de especies invasoras, sobre todo cañas y falsa mimosa; que tiene que hacerse de manera correcta para que no vuelvan a crecer con más fuerza», puntualiza la portavoz.

Una barrera ya impide el tránsito del tráfico rodado que cada año degradaba el entorno y deshacía parte del trabajo hecho por las instituciones y Produnas.

Después llegará el turno de la instalación de pasarelas elevadas, similares a las del monumento natural de Artola; «gracias a las cuales la duna, que está viva y es cambiante, puede seguir creciendo», concluye Susana.

Fuente: Diario SUR